viernes, 3 de enero de 2014


Domingo.    Bajan pájaros. La costanera está vestida de árboles que hacen explotar relojes. Un auto es blanco porque parece una garza. Qué sería de los autos si, primero, las garzas no hubieran habitado ríos. No habría con qué compararlos, pobrecitos autos blancos. No sabríamos nombrarlos o habría que emparentarlos a meros carteles de kioscos. Alaben, autos blancos, porque han bajado pájaros.

Miércoles.   Vi a T. con su hija y un hombre. Se apresuró a explicar: “él es tal, y él es tal, somos todos hermanos en Cristo”. Dijo que yo también, como aquel hombre, estaba descarriado. Como que la vida correcta es montarse a un carro e ir siempre por el mismo carril. En eso pensé. Yo no tengo carro, siquiera. Eso me alivia. Ella intentó ser amable con este vil pecador, pero su amor es breve y tuvo que irse, con el hombre y su hija (supongo que a andar por el carril adecuado. Yo, en todo caso, soy para ella un caprichoso autito chocador).  Él quiso averiguarme. En vano, porque pregunta pero, en realidad, no oye mis respuestas. Él cree saber lo que me pasa o lo que voy a contestarle. Se distrae rápido. Supone que sabe cosas de la vida de los demás porque sabe cosas de su propia vida. Él no sabe nada. Yo tampoco, pero al menos me dispongo a oírlo.
Estuve enamorado de ella. Lloré por su amor, que me arrebató en nombre de Dios. Puso a Dios por motivo y dejó de quererme, ella. Cuando yo era un humano cristocéntrico y bibliófilo. Creo que lo sigo siendo, aunque el grueso de la gente (sobre todo los creyentes evangélicos) no lo noten ni se esfuercen ni se atrevan a pensarlo. Dios se ha vuelto una cosa gigante que se me metió para adentro. Me ensanchó la almita mía. Si ella lo supiera y si, en verdad, ama a Dios, se sentiría atraída hacia mí como un humano hacia la tierra. Ella lo sabe. Por eso no me mira. Por eso no soporta conversar conmigo. Sabe que sería mi discípula, fiel y obsesa como ella es en todo lo que desea. Siempre ha aplicado corsees a su deseo. Ella tiene el deseo mutilado y se alimenta de que la deseen, del deseo de los otros. Por mi parte, no le daré de comer. Sólo la veré cuando gire y se esté alejando.
                                                                ***

Vi a N. de espalda. La voz temblorosa y el cuerpo hermoso. La musculosa negra. Qué pena que esté tan loca con esa locura triste y corrosiva. Parece no haber cambiado, y yo me he vuelto tan otro. Crucé de vereda, con otra mujer. También loca.
                                                                ***


Vino L. y durmió en casa. Es muy buena en la cama y sabe conversar. Me dice que me quiere. Mi corazón se expande y no es que no la quiera: es que la quiero más de lo que ella podría soportar. La quiero a ella y quiero a su libertad caminándole por el cuerpo. Eso es lo que no soporta. Eso es lo que algunas personas no entienden. Por eso no me atrevo a enamorarme de los débiles. Los débiles necesitan ser fortalecidos, no amados con piedad cristiana. Y mi amor es un fuego que no  sabe apagarse. Lástima; el mundo está lleno de bomberos. Mi corazón no ha frenado. Puedo amarla a ella mientras miro un pájaro o masturbo otra muchacha. Mi corazón va a crecer hasta atorarme la garganta. Moriré de él.

4 comentarios:

  1. Esto es muy bueno. Supongo que es una historia basada en la realidad, en tal caso es mejor.... "Los débiles necesitan ser fortalecidos, no amados con piedad cristiana", evidentemente estoy a favor de todo lo que significa esta frase. El discurso del amor es una cosa violenta, tormentosa, a lo que uno se entrega con la disposición del suplicio... Tanto amaba Dios a su hijo que lo hizo pasar por todos peores sufrimientos....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias, mateo!!!un placer comunicarme con vos, como siempre. "el discurso del amor" como "cosa tan violenta, tormentosa", relacionada al "suplicio". qué hicimos mateo?cómo es que los humanos...?habrá que hacer como dice la balada para un loco: "los locos que inventaron el amor". me interesaría oír/leer cómo has inventado vos el amor. sos muy bueno refutando, decime, no te callés, decime algo del (tu) amor...

      Eliminar
  2. Bueno, no quería que esto pasara, pero voy a tener que aprovechar la oportunidad para auto-publicitarme... Escribí algunas cosas sobre esto, largas y tediosas. El primero es una genealogía de mis amores personales en base a "Fragmentos de un discurso amoroso" de Roland Barthes: http://dionisoselgato.blogspot.com.ar/2013/03/importantisimos-estudios-que-hago-en-mi.html
    Eso es lo mejor que puedo hacer por tu pregunta de cómo he construido mi amor...

    Después hice un intento fallido hace poco de delimitar los fines del amor:
    http://dionisoselgato.blogspot.com.ar/2013/11/para-una-teleologia-del-amor.html
    Horrible, no logré los objetivos planteados. Mal alumno, Green!

    Y por último, una historia corta de cómo creo que "amaría" de ser mujer, supongo que dice mucho de la imagen que tengo de las mujeres en tanto amantes...
    http://dionisoselgato.blogspot.com.ar/2013/09/yo-la-mujer-fatal.html

    Bueno, perdón, no soy un tipo de pocas palabras, tengo que responder mucho, siempre.

    Y en cuanto a "cómo es que los humanos...?", supongo que te referís al amor como una "violencia amable"... A mi me parece perfecto, lo contrario es la piedad cristiana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. para empezar a responder, no puedo obviar cierto dato: conseguí "fragmentos de un discurso amoroso". lo estoy leyendo. ya te he dicho que disfruto mucho tu blog. también soy hombre de muchas palabras y lo bueno de hablar con vos es que al fin dejo de sentirme en medio de un propio monólogo o en la piel de un tipo que hace stand up para un público que no entiende los chistes que uno cuenta. así es que te pinta la "violencia amable" que conlleva cierta visión del amor. creo que es una buena postura. no se puede uno vincular con otro sin violentarlo. saludar a otro es invadirlo, contaminarlo, pasarle la mismidad (que no es tan mismidad) a esa otredad que es el otro (que rara vez uno percibe como una entera otredad). ya que la violencia está instalada (necesariamente, parece), que sea una violencia amable, y hermosa. digo, no sé...

      Eliminar